26 ago 2015.- Desde el “No +sangre”, la sociedad mexicana viene expresando un activo ¡Ya Basta! a la violencia y a la impunidad en México. La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa fue la gota que derramó el vaso, por conjuntar todos los elementos que expresan un sistema cómplice y corrupto que amenaza a toda la sociedad.
Rubén Blades fue uno de los músicos que levantó la voz de indignación. Su pieza «Desapariciones» recobró una vigencia estremecedora.
La indignación se desbordó por las calles, «Fuerte» (Saúl Hernández).
La conmoción llegaba a todos los sectores. Varios músicos se reunieron para grabar «Grito de guerra».
El alma del país vibraba en todos los rincones. Algunas canciones volvieron a escucharse, como el clásico de Fito Paéz: «Yo vengo a ofrecer mi corazón».
https://youtu.be/tvRYimChnw0
La respuesta gubernamental fue la provocación y la represión. A varios detenidos se les aplicó juicio sumario y de inmediato fueron encarcelados. Botellita de Jerez retomó la vieja e inevitable consigna: “Presos políticos libertad”.
Cada acción o declaración oficial fue un descalabro, como la propuesta de Peña Nieto de “superar” lo ocurrido y “pasar la página”.
Gran Om y Lengualerta insistían: los queremos vivos («For those»).
El mundo estaba consternado y por eso la transmisión mundial del Grammy Latino (Calle 13), la entrega de los Premios Oscar y el Nobel de la Paz fueron espacios donde se exigió la vuelta de los 43.
https://youtu.be/oxQpBluqvNM
El paso de los meses hizo amainar la «Protesta», pero no logró desaparecerla.
Un sector importante de la sociedad mantiene viva la exigencia de justicia.
[ Gerardo Moncada ]