El 12 de marzo de 1955 apagó su potente canto uno de los más influyentes músicos en la historia del jazz. Apodado “Bird”, nació el 29 de agosto de 1920 y murió a la tempranísima edad de 34 años.
Saxofonista de variados matices y dedos veloces. Lo mismo realizaba interpretaciones vigorosas, trepidantes, con notas potentes, que piezas de tersa melodía. Su estilo y gran capacidad para improvisar estableció el final de una era del jazz y el inicio de otra con parámetros totalmente nuevos, más agresivos e intrincados, pues donde una pieza solía tener 14 o 15 notas, Parker ejecutaba el doble, o más. En ese sentido, dinamitó los parámetros de pulsaciones por minuto (beats per minute, bpm). Sin saberlo ni pretenderlo, estaba creando una nueva música para los nuevos tiempos.
Charlie Parker nació el 29 de agosto de 1920 en Kansas City. En la adolescencia se obsesionó por el estudio del saxofón, efectuando prácticas de 11 a 15 horas al día, lo que ocasionó protestas de sus vecinos.
Apodado “Bird”, su vida estuvo marcada por dos adicciones: la música y las drogas (consecuencia de la prescripción de morfina tras un accidente automovilístico, a los 15 años).
A principios de los años 40, aburrido de repetir arreglos estándar, comenzó a experimentar. «Esa noche improvisé durante mucho tiempo sobre ‘Cherokee’. Mientras lo hacía, me di cuenta de que, al utilizar los intervalos superiores de las armonías como línea melódica colocando debajo armonías nuevas más o menos afines, podía tocar de repente aquello que por tanto tiempo había oído dentro de mí. Me llené de vida» (El jazz, Joachim Berendt).
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“Escuchar a ‘Bird’ tocando un sencillo blues supone oír a una mente musical trabajando en varias cosas a la vez a una velocidad imposible. Primero están las notas, luego su adecuación rítmica y, finalmente, la forma del solo. Respecto a las notas, su calidad es superior, sugiriendo posibilidades infinitas de series armónicas cambiantes. Mientras, desplegaba frases y acentos de tal manera que podríamos llegar a pensar que había perdido el ritmo hasta que, varios compases después, recogía el eslabón perdido para que toda la pieza quedara cuadrada de nuevo”: Dave Gelly (Grandes mitos del jazz).
Charlie Parker dejó una profunda huella no sólo entre los músicos que lo sucedieron sino también entre sus contemporáneos. Por varios años hizo pareja con Dizzy Gillespie; la dupla causaba furor en sus presentaciones por sus juegos de improvisación y experimentación.
“Algunos dicen que procedía de otro planeta. Recuerdo estar sentado con él en el ‘gallinero’ del Hollywood Bowl escuchando a la Orquesta Filarmónica de Los Angeles, y él totalmente concentrado en la música. Le gustaba mucho la música clásica y Stravinski, y yo sé que le apasionaba Bartok. Todo esto podías escucharlo en sus interpretaciones. A través de ellas, podías decir lo que escuchaba. ‘Bird’ lo era todo para nosotros. Nuestro guía, nuestro gurú. Le seguíamos en todo…”: Frank Morgan, saxofonista (Esto es jazz, Chema García Martínez).
“Todo lo que hizo ‘Bird’ es una obra maestra sin paliativos, se pongan sus críticos como se pongan”: Phil Woods, saxofonista y clarinetista (Esto es jazz, Chema García Martínez).
Considerado al principio como un músico «terriblemente malo», en pocos años definió un estilo y un derrotero. Veinte años después de su muerte, prácticamente todos los saxos altos mostraban una clara influencia de Charlie Parker, un músico adelantado a su tiempo, ajeno al tiempo.
[Gerardo Moncada]