Sobre las Meditaciones del emperador Marco Aurelio (26 abril 121 – 17 marzo 180), escribe para Otro Ángulo el maestro en Letras Néstor Manríquez Lozano.
«Vive una buena vida. Si hay dioses y son justos, no se preocuparán por cuán devoto hayas sido, sino por las virtudes que has practicado y la integridad con la que has llevado tus acciones. Y si no hay dioses, habrás vivido una vida noble y habrás dejado un legado de virtud»…
Marco Aurelio es, en la actualidad, uno de los autores más leídos en la gran mayoría de los países de lengua española. Las traducciones de su obra, las Meditaciones, también conocidas como Soliloquios, son variadas y muy diversas tanto en estilo como en fecha de creación y, sin que una en particular sea el objeto de consumo del público que ahora parece seducido por sus palabras, es evidente que en el fondo de su obra hay mucho de actualidad.
Llama la atención cómo un emperador romano del siglo II d.C. esté inspirando en el siglo XXI a generaciones enteras a interpretar (a veces, a malinterpretar) sus palabras para utilizarlo como ejemplo a seguir y como una figura masculina paradigmática para los tiempos contemporáneos.
Así, la relevancia de Marco Aurelio va mucho más allá de su actual interpretación como un coach de vida, pero, definitivamente, es una faceta de su carácter que no podemos dejar de lado al estar gozando en estos momentos de la mayor cantidad de lectores que ha tenido desde que escribió sus reflexiones filosóficas hace poco menos de dos mil años.
El tiempo es como un río que fluye incesantemente, y tan pronto como un suceso aparece en nuestro presente, se va, y otro toma su lugar; así que no te aferres a nada y comprende que todo lo que ves, sientes y experimentas no es más que un flujo constante de cambios…
ESTOICOS DEL SIGLO XXI
Es interesante destacar que la renovada popularidad del estoicismo en general en el siglo XXI vino de la mano de un autor en particular, Ryan Holiday, que en su obra The daily stoic, como muchas otras que reciclan las mismas premisas, tomó la filosofía del emperador romano como una especie de guía espiritual y de acciones en la vida de las personas para encontrar tranquilidad y equilibrio en su vida diaria (y de paso encontrar el éxito en los negocios y mejorar su situación financiera).
Memento mori es la frase en latín que toma como motto el nuevo estoicismo. El marketing y la filosofía se fusionaron en el resumen de una frase acuñada por Horacio, poeta romano, y no por Marco Aurelio pero que funcionó para el mismo propósito posmoderno de Holiday: encontrar sustento teórico y validación en textos antiguos para acciones contemporáneas. La sabiduría es más “sabia” cuando vemos que ha sido probada a lo largo de siglos y siglos. En estos libros ya no necesitamos ni siquiera el disclaimer “si no está contento con el producto, le regresamos su dinero”; el producto está bien y, si no te sirve, el que está mal eres tú.
Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no la verdad. Así que es importante no dejarnos arrastrar por las apariencias, sino buscar en nuestro interior la verdad que permanece oculta detrás de las impresiones pasajeras…
Aunque los clásicos han servido como sustento de colonizaciones, exterminios y nacionalismos exacerbados, parece inédita su faceta como medio de venta masiva de literatura de superación personal enfocada en hombres que no quieren sentir que, en efecto, están leyendo libros de superación personal. El gancho de pensar que todo hombre piensa en el imperio romano por lo menos una vez al día fue la genial movida de Holiday para relacionar ese pensamiento con el estoicismo y usarlo como una bandera que se ha extendido como la nueva religión en la vida de millones en el mundo.
Pero ¿qué pensaría Marco Aurelio sobre esto? y, especialmente, ¿qué tanto se está leyendo lo que el emperador escribió y qué tanto es un pretexto para construir un discurso mercadológico del tercer milenio?
Primero, debemos ver el nombre original en griego de su obra, Las (reflexiones) de sí mismo. El texto tiene un tinte evidentemente personal que expone a un hombre lleno de contrastes: el de la fe y de carácter humanitario frente al que se encontró gran parte de su vida en el campo de batalla luchando contra los pueblos bárbaros que, a su parecer, ponían en peligro la existencia de Roma. Como el título nos lo sugiere, las Meditaciones fueron escritas en griego y no en latín, lo que nos expone la filiación a una tendencia filosófica que no era naturalmente romana. Podemos ver en el estoicismo una escuela filosófica helenística de la que Marco Aurelio se verá a sí mismo como un continuador y expositor.
La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos, y, por lo tanto, ten cuidado de no entretener ideas que no estén en armonía con la virtud y la naturaleza; porque aquellos que permiten pensamientos negativos terminan convirtiéndose en esclavos de sus propias mentes…
VUELTA AL ORIGEN
Si vamos a sus orígenes, el fundador del estoicismo, Zenón de Citio, fue un filósofo nacido en Chipre que dio nombre a esta escuela filosófica a partir del lugar donde se reunía con sus colegas alrededor del 300 a.C. a debatir sobre la vida y la abstinencia, una puerta pintada con muchos colores en el ágora de Atenas que en griego antiguo se nombra stoa poikilé.
La “escuela filosófica de la puerta”, como también podríamos definir al estoicismo, nunca dejó de gozar de popularidad en Grecia y esa fama se extendió a lo largo de todo el territorio romano. Algunos de los autores latinos más importantes, como Marco Tulio Cicerón, aunque no se declararan abiertamente estoicos tuvieron en su pensamiento y sus obras la marca indeleble de esta escuela de pensamiento.
En el caso de Marco Aurelio, su gusto por lo helenístico contribuyó a que se extendiera su ideología por todo el imperio Romano y, como muchas de sus ideas comulgaban con los preceptos del cristianismo en sus inicios, terminó por relacionarse dicho estoicismo romano con la vida cristiana ideal que debían llevar los seguidores de esta religión. Aunque el emperador fue un declarado enemigo del cristianismo en lo político, en lo ideológico mucho de lo que escribió fue retomado por esta religión como ejemplo a seguir y como figura de vida beata.
La mejor forma de defenderte es no ser como ellos, no caer en los mismos errores ni responder con la misma maldad; si otros actúan con bajeza, tú debes mantener tu altura moral, porque solo así te mantendrás fiel a lo que realmente eres…
Pero el estoicismo no era sólo lo que Marco Aurelio nos deja ver en su obra. La escuela filosófica de la stoa buscaba conjugar tres ejes que observaban como la constitución de un cuerpo: la lógica como los huesos, la física como el espíritu y la ética como la carne. Éstas en conjunto formaban un individuo pensante que llevaba a cabo reflexiones científicas y filosóficas que en nuestros días jamás se encontrarían en conjunto.
Para los estoicos, estas reflexiones eran el camino para una vida feliz y plena y es en ese lugar donde el estoicismo contemporáneo retoma la premisa de lograr la sabiduría y el florecimiento personal a través de preceptos leídos en estos pensadores de la antigüedad.
Marco Aurelio está a 400 años de distancia de Zenón de Citio y esto se nota en muchas consideraciones que eran inéditas en el estoicismo. El acceso a este camino filosófico se dio a través de su maestro y amigo Rústico, como el mismo lo reporta, al haberle regalado una copia de los escritos de Epicteto. Los agradecimientos en el libro I de las Meditaciones nos hacen ver tanto los orígenes de sus intereses filosóficos como sus posturas y herencia moral a partir de las personas cercanas que animaron a que el emperador siguiera una vida que podría considerarse en términos modernos como beata y noble. Después de este libro inicial, la obra en realidad no parece tener un orden riguroso o una organización clara, más bien parece que la vida de Marco Aurelio y el tránsito de sus pensamientos a través de los eventos vividos le permitieron expresar distintos tópicos y reflexiones que poco a poco van formándose a manera de aforismos.
PERLAS DE SABIDURÍA
Es probable que precisamente la naturaleza poco organizada y aforística del texto sea lo que ha permitido que Marco Aurelio se convierta en uno de los filósofos de la antigüedad más citados en nuestro tiempo y que su pensamiento pueda seguirse en unidades individuales y no en largos razonamientos complejos e intrincados como lo que encontramos en los tratados aristotélicos o en los diálogos platónicos.
Y es que los preceptos filosóficos aforísticos parecen una tradición mucho más oriental que occidental y no es para nada frecuente en la expresión literaria de autores grecolatinos. Dentro del pensamiento chino, indio y japonés, es frecuente encontrar distintas doctrinas explicadas a través de sutras o de máximas que invitan a una reflexión profunda a través de textos muy cortos. Sin embargo, en Grecia, aún en los trabajos que conservamos fragmentariamente de los filósofos presocráticos como Heráclito, Parménides o Empédocles, los trabajos filosóficos normalmente se estructuran como poemas que unen de forma acumulativa ideas y aunque pueden extraerse sentencias, éstas muchas veces están descontextualizadas.
Acepta las cosas a las que el destino te ata y ama a las personas con las que el destino te une, pero hazlo con todo tu corazón, ya que todo en la vida sucede por una razón y es nuestra tarea encontrar la manera de convertir cualquier circunstancia en una oportunidad de crecimiento y virtud…
Aunque nunca podemos leer las intenciones de los autores antiguos, sí podemos ver que Marco Aurelio parece llevar a cabo esta tarea con el fin de encontrar un mejoramiento personal y moral a través de sus escritos. Como testimonio o recordatorio, como medio o finalidad, pero sus preceptos, modelados a través de la virtud que es la que encierra el camino hacia la felicidad, nos muestran un camino filosófico que está en manos de la persona que va a través de él. La escritura aparentemente privada de la moral de Marco Aurelio nos despierta una empatía personal y segura donde la búsqueda de la felicidad es probablemente uno de los fines más universales que la filosofía pudiera buscar.
EL ORDEN DE LAS COSAS
Construir una obra maestra del estoicismo no implica seguir ni explicar al pie de la letra la doctrina estoica que antecede al autor. Marco Aurelio mezcla, intercala y expone preceptos filosóficos tomados de distintos pensadores sin citarlos o comentarlos; en realidad, no debemos buscar correspondencias exactas con Zenón o Epicteto, más bien debemos intentar encontrar un orden temático que, de alguna manera, nos permita ver con claridad la estructura de la obra meditativa del emperador.
Se pueden tomar dos polos básicos que aparecen indistintamente a lo largo de todas las Meditaciones: la aspiración moral y la aceptación del orden de las cosas. Ambos temas dejan entrever la clave del éxito del estoicismo en época moderna (en contraste con teorías filosóficas mucho más pesimistas como el nihilismo o el existencialismo): la felicidad en nuestra vida está en nuestras manos. La afirmación pone al hombre en una situación de control y de poder, el camino puede ser difícil, de reflexión y de abstinencia, pero, al final, como si se tratara de un manual para bajar de peso en 30 días, Marco Aurelio se muestra como un coach motivacional para las generaciones venideras. A cambio de leer su libro y seguir el camino de la reflexión personal, se puede acceder a la virtud y esa virtud es felicidad.
El hombre no se perturba por las cosas en sí, sino por la opinión que tiene de ellas. Y si logramos cambiar la manera en la que interpretamos y vemos los eventos, liberamos a nuestra mente de las cadenas que nosotros mismos le hemos impuesto…
Por supuesto que “vivir estoicamente” en términos antiguos va mucho más allá de hacer ejercicio, alimentarse bien y ver videos motivacionales en TikTok. La liberación propuesta por el emperador se acerca mucho más al ascetismo budista más extremo que a la visión contemporánea de superación personal. Vivir bien, según Marco Aurelio, es vivir en acuerdo con la naturaleza, dejar de lado las preocupaciones por lo bueno o lo malo y saber que sólo puede ser bueno para el hombre aquello que lo haga justo, templado de carácter, impetuoso y libre. Lo malo no es malo a menos que contravenga esto en una persona. Pero para poder conocer la naturaleza de la libertad y la justicia se tiene que seguir, como condición de posibilidad, el camino de la filosofía y es ahí en donde contrasta el Marco Aurelio deslactosado y anabolizado del siglo XXI con el emperador estoico romano.
Todo lo que sucede, sucede como debe ser, y si observas con suficiente atención y serenidad, verás que esto es así; que el universo sigue un orden, y nuestra misión es aceptar ese orden, no cuestionarlo, sino vivir conforme a las leyes que gobiernan todas las cosas…
Vivir de acuerdo con la naturaleza implica conocerla; un enorme desafío pues reconocer qué esconde la naturaleza, en griego physis, fue uno de los principales objetivos de todos los filósofos de la antigüedad. Heráclito decía que la naturaleza ama esconderse por lo cual reconocerla será parte tan importante y difícil de seguir el camino del estoicismo como la abstinencia misma que viene con él. Una idea difundida en esta época es que el estoicismo debe perseguir identificar tus verdaderos deseos y seguirlos, pero esto está alejado de lo real. El deseo del hombre sólo se identifica en realidad cuando se observa su propia naturaleza y la que lo rodea, observando que tanto el placer y el dolor no son puramente buenos o malos sino deben verse de acuerdo a la situación y el placer que identificamos con la felicidad no está en el impulso, la acción o contención sino en identificar qué de este placer realmente se acerca a la virtud, es decir, a lo justo y lo que nos dicta la naturaleza que debe seguirse.
Nunca actúes sin propósito, ni dejes que tus pensamientos se desvíen de la razón; siempre que hagas algo, hazlo de manera deliberada, consciente y con la claridad de que tus acciones son congruentes con tus principios y valores, y que no sean fruto de la distracción o la ira…
DE LO INDIVIDUAL A LO SOCIAL
La constante observación tanto personal como del exterior es una de las armas más importantes del estoicismo aureliano. Identificar qué es virtuoso o vicioso, lejos de la categoría del placer y del dolor, es una tarea sumamente complicada y probablemente inacabable. No hay un manual de acción para cada uno y seguir lo que se desea no es de ninguna manera un camino para la virtud, y por lo tanto tampoco para la felicidad. Lo apropiado o lo adecuado surge cuando se entiende qué es razonable de acuerdo con la naturaleza y esta naturaleza no sólo contempla la aparente felicidad personal sino una adecuada y productiva relación con lo que nos rodea.
Lo apropiado no es absoluto y siempre debe verse de acuerdo con el contexto del hombre respecto a su entorno. Aunque el camino a la felicidad es personal, la observación de lo no personal es esencial para llegar a ello porque la virtud depende también de nuestra adecuación con la naturaleza y que nuestros actos sean justos, es decir que nuestro bienestar individual jamás esté en conflicto con el bienestar de toda la comunidad que nos rodea. Esta relación equilibrada, según Marco Aurelio, es la que a la larga construye la pietas o piedad romana. El cosmos está diseñado de forma que la bondad de la unidad produzca bondad en los demás; la idea de la relación entre lo uno y lo múltiple, aunque tomada de Heráclito en esencia, marca un camino que guía la relación apropiada y virtuosa a través del amor.
Las reflexiones del emperador son un reflejo de la forma en la que se relaciona la naturaleza. Las acciones virtuosas guiadas por ella siguen el mismo camino de lo que propone en la observación de los átomos y de la función en la que, en orden, el mundo encuentra una forma de funcionar armoniosamente a través de la providencia. El cosmos natural y el cosmos del ser humano funcionan de la misma manera, nuestra voluntad nos permite diferir y caer en vicio, pero nuestra observación nos permite ser virtuosos y alcanzar en la tendencia natural la tan anhelada felicidad.
La muerte sonríe a todos; todo lo que un hombre puede hacer es devolverle la sonrisa, aceptarla como parte inevitable del ciclo natural, vivir sin temor a ella y enfocarse en aprovechar cada momento que se le ha concedido, sin lamentos ni desesperación.»
Finalmente, vemos que el emperador en su obra dista mucho del autor de libros de auto ayuda que vemos en nuestro día a día. La magia de las Meditaciones estriba en que, precisamente, por su sencillez puede llevarse su pensamiento hacia caminos simples y de motivación para ventas o lograr metas cortas personales; sin embargo, al mismo tiempo, esa simpleza oriental de sus ideas nos hace también observar una profundidad sin límites que, en su honestidad y transparencia, nos permite ver las preocupaciones de un hombre que se confiesa ante nosotros y que nos insta a confesarnos también en la empatía de ver que el bien común es el bien propio y el bien propio sólo se encuentra en la virtud.
[ Néstor Manríquez Lozano ]Néstor Manríquez es maestro en Letras Clásicas y académico en la UNAM.
Otras obras acerca de Roma:
La Eneida, de Virgilio.
Las Odas, de Horacio.
Metamorfosis, de Ovidio.
Arte de amar, de Ovidio.
De la naturaleza de las cosas, de Lucrecio.
Elegías, de Sexto Propercio.
Catulo, el poeta transgresor que enlazó Grecia, Alejandría y Roma.
Epigramas de Marcial, el maestro de la brevedad punzante.
El Satiricón, de Cayo Petronio.
El asno de oro, de Apuleyo.
El Imperio Romano, de Isaac Asimov.