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21 abril 2016.- Taxi Teherán es una valiente muestra de creatividad, ingenio y voluntad de hacer cine a pesar de la censura.
El director Jafar Panahi fue arrestado en 2010 y condenado a seis años de cárcel e inhabilitado para hacer cine durante 20 años, debido a que filmó protestas callejeras que planeaba incluir en una película. El gobierno iraní lo acusó de «actuar contra la seguridad nacional y hacer propaganda contra el Estado». En realidad, las autoridades buscaban una excusa para callar a un cineasta que constantemente criticaba las condiciones de desigualdad e injusticia social de su país, con énfasis en la condición de las mujeres.
Tras una huelga de hambre y una campaña internacional de solidaridad, fue liberado a los tres meses. A partir de entonces, Panahi ha evadido la censura creando no-películas, como Esto no es una película (2011) y la más reciente, Taxi Teherán.
En esta última, el director adopta el rol de taxista, coloca pequeñas cámaras en la cabina del vehículo y realiza un road-movie urbano que aprovecha un desfile de pasajeros para mostrar la realidad de la capital iraní: delincuencia, accidentalidad, censura, visiones extremistas, mercado negro, pobreza, el fundamentalismo en la educación y en la procuración de justicia. No queda claro si todo es un documental o hay ficción, y el director acentúa esta ambigüedad con un pasajero que lo reconoce y le pregunta si otros pasajeros eran actores, a lo cual Panahi no responde. Más aún: hay momentos metacinematográficos, en los que se cuestiona qué cine hacer, con qué temas, dónde buscar ideas y los absurdos parámetros establecidos por las autoridades para permitir la exhibición pública de las películas o la entrada del cine occidental.
El resultado es un paseo fascinante, reflexivo, crítico, por las calles y la vida de Teherán (muy semejante a la de cualquier metrópoli) y los retos que enfrenta la creación cinematografica (y el arte en general).
A bordo del taxi, una abogada amiga de Panahi comenta las restricciones socio-políticas:
«Sabemos que estamos siendo observados. Sus tácticas son evidentes. Primero construyen un caso político: ¡usted es un agente del Mossad o la CIA o el MI5! Luego añaden un escándalo sexual. Ellos hacen de tu vida un infierno. Cuando finalmente te dejan en libertad, el mundo aquí se convierte en una prisión aún más grande. Hacen de tus mejores amigos tus peores enemigos. Sólo queda huir del país, o empezar a rezar para volver a la cárcel».
Y en algún momento declara: «La gente de cine es gente en la que se puede confiar».
En efecto, Panahi encontró un sólido respaldo en la comunidad internacional de cineastas que se solidarizó con él para que fuera liberado, para que pudiera seguir filmando, para que mostrara sus filmes en el extranjero y, por esa vía, obtuviera en 2015 con Taxi Teherán el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín. El cineasta Darren Aronofsky definió Taxi Teherán como «una carta de amor al cine».
[Gerardo Moncada]