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3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa.
Siempre resultará pertinente regresar a Matar al mensajero (2014), de Michael Cuesta, por ser una película inquietante, reveladora, valiente, que sacude profundamente nuestra conciencia, así como nuestras certidumbres acerca de las instituciones y los medios de comunicación en los Estados Unidos.
Es la historia real de un periodista, Gary Webb, que se topa con evidencias que incriminan al gobierno de Ronald Reagan y arma un reportaje de fondo acerca del siniestro escándalo de terrorismo estadounidense Irán-contras. [La explicación es indispensable: la CIA y el gobierno de EU -sin consultar al Senado- violaron el embargo impuesto a Irán y le vendieron en forma encubierta armas para obtener el dinero con el que financiaron en 1985-86 a los grupos paramilitares que buscaban derrocar el gobierno popular en Nicaragua; otra fuente del financiamiento se logró mediante un acuerdo con redes de narcotraficantes a los que se les exigió un «pago» a cambio de permitirles introducir drogas a EU. En pocas palabras, terrorismo de Estado.]
El filme detalla la manera como fue armada la estrategia desestabilizadora en Centroamérica, la investigación periodística del caso y el impacto que provocó la publicación del reportaje; pero, a diferencia de muchas otras cintas hollywoodenses, también muestra la violenta reacción del gobierno y de la CIA en contra del reportero y de su medio.
Y lo que es peor, la cinta exhibe la hipocresía de los medios estadounidenses que decidieron cerrar filas en apoyo a Reagan, con especial participación del Washington Post (sí, el «valiente» diario que se hizo famoso por revelar el caso Watergate); en conjunto, los medios desacreditaron al reportero hasta hundirlo personal y profesionalmente.
La trama es sólida, el relato ágil y la interpretación de Jeremy Renner, que además coprodujo la cinta, es destacada. Desafortunadamente, la popularidad de este actor no logró despertar el interés del público estadounidense, que ante este y muchos otros temas prefiere cerrar los ojos.
El periodista Gary Webb apareció «suicidado» en diciembre de 2004 y su medio, el californiano Mercury News, borró de sus archivos y bases de datos toda la información referente a la alianza entre la CIA y los cárteles de la droga…
Detrás de las cámaras
El argumento se basa en los libros Kill the messenger, escrito por Nick Schou, y Dark Alliance, del propio Gary Webb. Fue una película de bajo presupuesto (5 millones de dólares) y muy lamentablemente sólo recaudó 2.5 millones. Una década después de la muerte de Gary Webb, el sistema político y empresarial estadounidense le seguía cobrando la factura por haberse atrevido a desnudar las prácticas sucias del Establishment.
[ Gerardo Moncada ]