VIDEOTECA
Citizenfour es una película indispensable. Es un documental revelador acerca de los programas de espionaje global instrumentados por el gobierno estadounidense con capacidad para invadir la privacidad de cualquier persona, casi en cualquier parte del mundo, con el pretexto de la lucha antiterrorista.
Con la globalización de las comunicaciones, la vinculación dinámica a través de redes sociales y los enlaces móviles e instantáneos, la tecnología hizo realidad el sueño de la interactividad, pero de esa maravilla surgió su contraparte: una violenta intrusión en la confidencialidad de los usuarios que hasta hoy sería un secreto, a no ser por la denuncia valiente del consultor en tecnología Edward Snowden (nacido en Carolina del Norte, el 21 de junio de 1983).
Ex empleado de la CIA y de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por su sigla en inglés), Snowden decidió revelar en junio de 2013 lo que estaba ocurriendo con los programas de vigilancia masiva PRISM y XKeyscore. Para ello, filtró documentos confidenciales al periódico inglés The Guardian y al estadounidense The Washington Post.
El gobierno estadounidense acusó a Snowden de espionaje y traición. Conocedor de las entrañas del sistema de espionaje, Snowden ya había abandonado toda su vida. Al realizar la denuncia pública ya estaba radicado en Hong Kong.
La denuncia de Snowden obedeció a un acto de conciencia: “Estamos construyendo la mayor arma de opresión en la historia del hombre”. En su opinión, no es admisible que el gobierno de los Estados Unidos destruya la privacidad, la libertad en internet y las libertades básicas de la gente de todo el mundo […] No quiero vivir en un mundo donde se registra todo lo que hago y digo. Es algo que no estoy dispuesto a apoyar o admitir”.
Capacidad masiva de vigilancia
Citizenfour es un documental de Laura Poitras (2014), quien luego de intercambiar correos electrónicos (encriptados) con un misterioso Citizen Four pudo estar presente y filmar las conversaciones que los reporteros de The Guardian y The Washington Post sostuvieron con Snowden a mediados de 2013 en Hong Kong.
El panorama que les planteó fue el siguiente: Vivimos en una sociedad hipervigilada donde la libertad y las garantías individuales han experimentado una merma sustancial, pero en forma encubierta para que no nos percatemos ni protestemos. La vigilancia es física y digital (celulares, redes, internet: desde qué rastrea cada individuo en los motores de búsqueda hasta qué palabras usa, con quién se comunica, etcétera).
Parecía imposible un espionaje de tales alcances, pero ya para entonces miles de millones de comunicaciones estaban siendo interceptadas mientras a) las compañías de telecomunicaciones mentían a los usuarios acerca de la seguridad de sus comunicaciones, b) el director de la NSA, Keith Alexander, mentía al Congreso en 2012 acerca del espionaje, c) el director de Inteligencia Nacional, James Clapper, mentía al Senado en 2013… La realidad era que desde 2012 estaba operando una especie de ley marcial para operaciones cibernéticas, creada por la Casa Blanca y conocida como Directiva Política Presidencial 20.
Snowden prosigue: Desde 2011, monitorean mil millones de teléfonos y sesiones de internet simultáneamente. (Hay 20 estaciones de monitoreo.) “No es ciencia ficción. Está sucediendo en este momento”, dice.
La preocupación de Snowden es mantener un necesario equilibrio de poder entre los ciudadanos y el gobierno. Pero con los sistemas de espionaje, el poder del gobierno crece en forma desmedida. Es un tema que nos concierne a todos, pues lo que Snowden ve venir a futuro es espionaje con alertas de tendencias de asociación o acción.
Es tal el espionaje que el entrevistado ofrece un consejo experto a los periodistas: prescindir de la tecnología cuando se comuniquen con fuentes de gobierno relevantes.
La directora del film incluye en el documental el debate que surge en Europa a raíz de las revelaciones de Snowden, pues se considera que la vigilancia equivale a control. Sin privacidad, dicen, no hay verdadera libertad de expresión ni de acción.
Asimismo, Poitras deja ver el lado oscuro de Obama, que espía, pero acusa a Snowden de espionaje. Por un lado, apoya la vigilancia a los ciudadanos del mundo y, por otro lado, recurre a una ley de la Segunda Guerra Mundial (Ley de Espionaje) para actuar contra Snowden y no darle posibilidades reales de defensa.
El documental termina refiriendo el contraataque del gobierno de Estados Unidos, ejerciendo presión contra medios internacionales para que entreguen o destruyan todas las evidencias del espionaje gubernamental. Al mismo tiempo, se desarrolla una escalada de acoso a todos los posibles contactos de Snowden para evitar mayor difusión acerca de los nuevos programas de espionaje, como todos los ya autorizados por alguien conocido como POTUS (President of The United States).
Resulta destacable que Snowden pidiera que los periodistas no se centraran en él, porque por esa vía los medios terminan trivializando los temas. Sin embargo, cuesta trabajo aceptar esa petición y no declararlo un héroe contemporáneo.
(La realización misma del documental daría material para una película de suspenso y aparente ficción por todos los recursos técnicos y estrategias a las que debió recurrir Poitras para evitar que le decomisaran el material de la filmación y los documentos filtrados por Snowden (Ver aquí el detalle). Al final, valió la pena. Citizenfour logró un amplio impacto, fue multi premiada, incluso con el Oscar al mejor documental de largometraje, pero sobre todo despertó conciencias.)
[Gerardo Moncada]