La comunidad artística no fue ajena a la conmoción social que provocó la desaparición forzada de 43 normalistas de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014. En el campo de la plástica y las artes visuales, surgieron propuestas variadas que pasaron por el reclamo, la denuncia, el activismo, la crítica al discurso oficial, el ejercicio de la memoria, la reflexión y la poesía visual.
Contra la indiferencia o el olvido, restablecer memorias
La obra más reciente es la de Ai Weiwei titulada «Restablecer memorias» (2019), con la cual el artista chino lanza un grito de protesta. Consta de retratos de los estudiantes desaparecidos, en gran formato pero elaborados con minúsculas piezas de Lego (como ya lo había en 2014 en Alcatraz, con los rostros de los presos de conciencia). Es lo monumental a partir de lo aparentemente insignificante. Esa es la esencia misma de esta instalación: un hecho criminal contra un grupo de estudiantes rurales revela la magnitud de la corrupción y la impunidad en México, lo cual queda en evidencia con la cronología de hechos que acompaña los retratos, así como con una serie de videos con testimonios de familiares de los normalistas y defensores de derechos humanos (avances de un documental que prepara Weiwei). Por si no fuera suficiente, en una mesa hay una serie de libros e informes que se han publicado sobre estos hechos.
Al reconstruir los principales sucesos queda en evidencia el manejo torpe e inverosímil de la investigación por parte del gobierno mexicano, su inocultable participación en los hechos mismos, el escamoteo de datos (un quinto autobús), el ocultamiento de evidencias, la «siembra» de pruebas, su connivencia con grupos criminales. En paralelo, se refiere la lucha de los familiares de los 43, apoyados por organizaciones civiles, en demanda de esclarecer los hechos, dar con el paradero de los normalistas y castigar a los responsables.
Weiwei desafía al espectador para que no sólo vea sino para que además lea y reflexione, para que profundice en la atrocidad de estos acontecimientos, en la destrucción del futuro representado por estos 43 jóvenes, en una cruda realidad que se repite en todo México. Para Weiwei, la memoria es un lazo intangible que si bien nos une a los ancestros también nos proyecta hacia las generaciones futuras. De ahí la importancia de Restablecer Memorias. La indiferencia o el olvido no son una opción.
(Ver: Ai Weiwei, el implacable ejercicio de la memoria.)
Nivel de confianza… La búsqueda de los desaparecidos
Rafael Lozano-Hemmer creó una destacada propuesta interactiva en la que subvierte el objetivo policiaco de un sistema de reconocimiento facial y lo transforma en herramienta de búsqueda, para que el público recupere la memoria y reflexione sobre los estudiantes víctimas de la desaparición forzada. Esta conjunción de la alta tecnología con las artes visuales parece dar dos mensajes simultáneos: “los seguimos buscando” y “ellos son como nosotros”.
El espectador se coloca ante una pantalla que muestra los rostros de los 43 estudiantes desaparecidos y el sistema inicia el proceso de comparación empalmando rasgos de los normalistas sobre el rostro del observador, señalando el grado de coincidencias faciales. Aunque la pieza no arroja resultados positivos, mantiene el recuerdo y pretende que el público interiorice la búsqueda de los estudiantes, que los rastree en sí mismo.
[Ver video: Nivel de confianza.]Lozano-Hemmer señaló en abril de 2015: “Mientras no existan pruebas científicas que avalen la versión oficial, es crucial continuar con la búsqueda, por solidaridad humana, seriedad institucional y coherencia ética” [Revista Código].
El artista reconoció ser parte de “un sistema enfermo que genera enorme violencia económica, discriminación racial, de género y de clase, y destrucción masiva del medioambiente”. Pero sus piezas utilizan uno de los productos más refinados de ese sistema, los avances tecnológicos, para actuar “contra la barbarie”.
En sus primeros cuatro meses, “Nivel de confianza” fue exhibida en doce espacios de Estados Unidos, Canadá, España, Gran Bretaña, Austria, Suiza y México.
Hay muertos que no hacen ruido… El dolor de la ausencia
La boliviana Claudia Joskowicz se sorprendió en noviembre de 2014 al encontrar en varias ciudades mexicanas pancartas con los rostros de los normalistas desaparecidos. Con la idea de las desapariciones y una novedosa versión de la canción La Llorona creó, aprovechando la arquitectura de las calles de Oaxaca, un video poético (un plano-secuencia ralentizado) acerca del dolor de la pérdida y la incertidumbre de la búsqueda.
Consultamos a Joskowicz acerca de su propuesta y comentó: “Mi obra se enfoca en la memoria de espacios privados y públicos y en el impacto físico y metafórico que ciertos acontecimientos históricos dejan sobre esos lugares. Vengo trabajando acerca de mitos y supersticiones que conocemos como leyendas pero que tienen un fundamento verídico. Al ver los carteles con las fotos de los estudiantes lo primero que me viene en mente son las madres, familias y redes sociales amplias a las cuales cada desaparición afecta directamente. La Llorona es una leyenda mexicana que ha trascendido las barreras del tiempo y preservado elementos de su esencia indígena hasta llegar a ser parte de la memoria colectiva, no solo en México sino en toda América Latina. Representa lo cotidiano de lo sobrenatural y la desesperanza, el tiempo y el camino al inframundo. Los antecedentes del personaje son antiguos en los cuales se mezclan mitos prehispánicos y diversas representaciones de diosas madres […] La Llorona es un símbolo roto, se cree que la antigua diosa conocía el destino de sus descendientes y nada podía hacer para evitarlo. Es la figura materna que destruye a sus hijos y luego los llora por la eternidad (y en el contexto de mi obra, es un gobierno y nación que hace lo mismo)”.
Este video se exhibió en el Museo Carrillo Gil como parte de la muestra Latin American Roaming Art – LARA 2014.
Extraño enemigo… El rechazo a la “verdad” oficialista
Bruno Varela ha desarrollado propuestas audiovisuales en torno a la desaparición forzada y la violencia que esto implica. Abordar el tema de los normalistas de Ayotzinapa fue un inevitable siguiente paso. Así surgió “Extraño enemigo” (frase tomada del Himno Nacional mexicano), un “experimento proto-visual-sonoro, investigación arqueológica de los restos de una pira conjurada por los señores del poder”.
En un pequeño espacio, sobre un piso de carbón vegetal, tres monitores relatan distintos fragmentos de esta historia inconclusa. En ellos se contrasta el discurso oficial con imágenes reventadas, multiplicadas, que en vez de reforzar el audio abren una enorme duda; verticales “sucias” intentan configurar rostros, los rostros que tanto buscamos y que solamente se insinúan, casi fantasmales. Es una banda sinfín que, como una letanía, repite un canto de muerte.
[Ver uno de los tres videos: Volatilidad.]“Ayotzinapa es un acontecimiento siniestro”, nos comentó Varela, vía telefónica. «Yo venía trabajando tres elementos del tema de las desapariciones forzadas: el político, como un acto programado; el de la violencia, como imagen; y el alquímico, como un acto que deja una estela de misterio. Comencé con el caso de un maestro rural mixe y seguí con los normalistas de Ayotzinapa. Busco dejar una huella de lo ocurrido y generar una editorial personal, poética en el manejo visual pero políticamente posicionada.
“Por supuesto, es una propuesta de doble filo, ya que puede ‘normalizar’ el acontecimiento al convertirlo en pieza de museo, del pasado. Pero también da la posibilidad de entrar en contacto con el público y generar inquietud, reflexión”.
Esta propuesta se exhibió en el Museo Carrillo Gil.
La gota derramada… El testimonio artístico
Felipe Erhenberg, Gabriel Macotela y Marco Límenes, entre otros, convocaron a los artistas plásticos para que bajo el poético título de La gota derramada expresaran su sentir acerca de los acontecimientos de Ayotzinapa y de la profunda crisis que se vive en todo México.
Este llamado daba continuidad a experiencias artísticas y de vida que -desde la década de 1970- sus impulsores han presenciado: la conformación de colectivos de creadores, el involucramiento en procesos políticos, la elaboración de propuestas urgentes para expresar un posicionamiento desde el arte a lo que acontecía en la vida nacional.
Y el pronunciamiento no podía ser diferente: “La ira, la rabia nos embarga a todos por igual. Ayotzinapa, como punta del témpano, marca un hito. ¡¡Es la gota que ha derramado el vaso!! Ante esto, un grupo de artistas unidos por el respeto mutuo y la amistad, y sin filiación política alguna, le dirigimos el más URGENTE llamado a la grey de colegas plásticos y visuales en todo México, a que nos expresemos como gremio. Llamamos a los artistas para crear una Gran Colección Testimonial de obras plásticas y visuales de todo tipo, duraderas o efímeras, de cualquier naturaleza […] El proyecto es magno. El momento es impostergable. Nuestras obras no serán exhibidas en espacios oficiales o en los de la iniciativa privada. Expondremos nuestros testimonios por todos los medios de información, así como a través del universo virtual […] Será un aullido de ira e impaciencia. Por sobre todo, será también un grito de solidaridad y esperanza”.
«Desde antes de lanzar la convocatoria, muchos colegas ya tenían obra que aborda este luto nacional, porque no es de ahorita, es de hace años: Acteal, Guardería ABC, migrantes centroamericanos, los asesinatos de periodistas, de líderes locales para desmantelar movimientos sociales. No hay justicia en este país y no son nuevos los mecanismos de represión que está utilizando el gobierno”.
https://gotaderramada.wordpress.com
La gota contenida
Algunos artistas consideraron precipitado el llamado de La gota derramada. Fue el caso del pintor Daniel Lezama:
“Ayotzinapa es un hecho doloroso que exige una reflexión profunda acerca del sistema político y de la sociedad mexicana. Yo no puedo dar una respuesta inmediata y artística a un evento social; necesito digerir la experiencia. De lo contrario siento que lo artistico se vuelve anecdótico, carente de profundidad”.
Las obras de Lezama suelen ir a los orígenes, a la raíz, para recuperar lo que pervive de un remoto pasado y adquiere formas simbólicas en la vida contemporánea. Esperamos que ocurra el proceso de decantación referido por el artista y podamos conocer su visión del convulsionado presente en alguna de sus portentosas obras.
Tributo a los desaparecidos… Rechazo al olvido
Agobiadas por el problema de las desapariciones en el mundo -especialmente de las mujeres de Ciudad Juárez y los 43 normalistas de Ayotzinapa-, las artistas visuales Victoria Roberts y Andrea Arroyo crearon el proyecto Tributo a los desaparecidos, como una manera de recordarlos y rendirles homenaje.
«Nuestra meta es crear un espacio donde la creatividad sea una herramienta para expresar la solidaridad y contribuya a que esta grave situación se haga más visible a nivel internacional”.
Con la obra generada por artistas de diversas nacionalidades se ha creado un Mosaico Virtual (“Quilt”) que es mostrado en internet [ver aquí], el cual fue exhibido en Nueva York y otras ciudades. Posteriormente, Jan Nimmo ha montado exposiciones en Escocia y otras naciones europeas.
[ Gerardo Moncada ]Ver además:
Ayotzinapa, la flama que no cesa.
Los temas clave del Primer Informe Ayotzinapa del GIEI-CIDH.
Los cantos de nuestra indignación: once meses de Ayotzinapa.